Cuando crees tenerlo todo estás satisfecho, eso lo sabes, pero no sabes que puedes cubrirte con el triste y vengador hábito de la resignación. Dices dar la vida por tu verdadera felicidad pero conoces el inmenso abismo que separa a las palabras de la realidad. Si me quieres tanto como dices, ven por mí; o de otra forma yo jamás iré, igual que todo lo que siempre pides que nunca ha llegado a ti en un barco de papel.
Si haces música, tu musa siempre bailará para ti pero si te quedas en silencio ella se quedará en tus sueños. Dormida, igual que tú, siempre dormida, con la sonrisa falsa que dibujaste en su rostro para obligarte a estar tranquilo.
Yo te conozco, te conozco más que nadie y sé que vives para alejar de ti pensamientos tormentosos, llenos de ansiedad y nostalgia. Pero tranquilo, sólo debes tomar las riendas de tu vida y de tus sueños; lleva contigo el valor, el orgullo y todo lo que conoces de ti. Llévalos contigo como tu más preciado tesoro. No te abandones y sobre todo no abandones a esta nostálgica musa que hoy escribe para ti haciendo su trabajo de siempre: inspirarte con la sonrisa falsa que dibujaste en su rostro.
Valeria Zuluaga Correa
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